Aunque con un poquito de
retraso hoy os presento otra de las actividades que hemos hecho para explorar
el otoño. Ya sabéis que esta estación es la época propicia para experimentar con
las hojas de los árboles y la mesa de luz, ya que a través de su luz podemos
descubrir aspectos de las hojas que no se ven a simple vista.
En el patio los peques
cogieron hojas de diferentes tamaños que clasificamos en pequeñas, medianas y
grandes, también por su tonalidad en amarillas, marrones o naranjas. Nuestra
amiga la ardilla nos trajo unas hojas rojas chulísimas que también nos permitieron
clasificarlas y seriarlas. Pero no solo eso sino que además dejaron volar su
imaginación y crearon dibujos con ellas, comprobando también como cuando se van
acumulando hojas (unas encima de otras) va cambiando su color, se van
oscureciendo hasta que todo queda negro.
Tras observar las hojas detenidamente además de apreciar las diferentes tonalidades del otoño, se dieron cuenta de que tenían rayitas, vimos que eso eran sus nervios. Les llamó tanto la atención que el siguiente paso fue experimentar con nuestras manos y los colores del otoño, para ello cada uno eligió un color del otoño para que un compañero con ayuda de un pincel le pintara la mano con ese color y después la estampaban en un folio, observamos una a una nuestras manos y vimos que también tenían rayitas pero en nuestro caso no son los nervios, llegando a la conclusión de que nuestras manos podían ser hojas, así que utilizamos nuestras manos para hacer el árbol del otoño. No podéis imaginar el silencio que reinaba en clase ese día, era expectación ante todo lo que estaban observando…